EN MEMORIA DE ROBERTO MUÑOZ



AMIGO HERMANO…
Esta vez éramos menos
Yo diría los precisos
Representantes de la amistad truncada
Por el sortilegio del destino
Del pensamiento fugaz
Del eterno viaje
Donde algún día nos volveremos a encontrar
Tu hijo, tu madre, tu abuela, tus amigos…
Tus familiares, los nuevos amigos…
El Motemey,  presente…
El cura, con sus versos a lo divino en tu nombre…
A lo divino que es recordarte…
Amigo, verde amarillo y rojo…
De la ganja…hermano
Estuvimos en tu nueva casa…
Y volveremos para tu cumpleaños, cada vez…
Que nos sea posible…











10 de Agosto de 2010

Carta a mi Hijo Roberto


Recordando a mi hijo que ya no está...

Eras mis ojos, el aire que respiraba, el motivo de mi existencia, y ahora, al querer abrazarte, solo aprieto en mis brazos, el vacío de tu ausencia, esa ausencia que me duele, que me craqueló el corazón hasta hacérmelo pedazos, esa ausencia que cada día que me levanto, me hace preguntar, ¿y para qué?
Pero tú no te fuiste de mi lado, la vida no sé por qué rara circunstancia del destino, te arrancó de mi existencia, como se arranca la hoja de un cuaderno, como un tifón arranca de cuajo un añoso árbol, sin previo aviso, sin dar una oportunidad más, y sin decir nada.
Quedaron tantos sueños inconclusos, tantos momentos felices, llenos de vacío, que mis pensamientos crujen como huesos rotos, y mi limitado raciocinio no alcanza a explicarme, lo que mi corazón y mi mente dicen, que no tiene explicación.
Mi vida ya no es la misma, el dolor que llevo en el pecho, no me permite que mis ojos vean los colores de la vida, que  mi mente elabore escenas que ayuden a lograr la felicidad que sentía cuando estábamos juntos. Y ahora ya ves...hijo, mi soledad es la compañera del día, ella es mi sombra, mi dolor, mi sufrimiento.
Vivo los días de forma mecánica, perdí los objetivos que buscaba en la vida, y me levanto en las mañanas, por que debo hacerlo; y paso el día gris sin alegrías y dejando que llegue la noche para volver a sumirme en el sueño que hace olvidar toda mi oscuridad, soy un zombie que lleva en su mano la posta que se entrega día a día a la incomprensión que participa en esta carrera alocada, siendo ella la única que sube al podio, ya que es la que gana todos los días.
¿Pero sabes una cosa? La esperanza que mantiene viva mi alma, es el saber que cuando parta, vamos a encontrarnos para seguir juntos nuestro sendero, ese camino que nos trazó el destino y que andaremos paso a paso, en la eternidad. Ese es mi bastión de fe, el motivo que me mueve a seguir a pesar del sufrimiento y del dolor que alberga en mi pecho. Esa fe que me explica que tenías que irte, que me dice que teníamos que estar separados, por esas...casualidades que la vida nos presenta a veces, y cachetea nuestra realidad sin preguntarnos ni decirnos nada, en silencio, en la mustia oscuridad.
Pronto estaremos juntos nuevamente....hijo de mi vida, dejaré de abrazar este vacío inconcluso, separándome de esta soledad que tengo por leal compañera, para volar por el cielo en busca de tus brazos, de tu compañía, para volver a estar tomados de la mano como en otros tiempos, y hacer lo mismo que éramos antes de tu partida. Pero agradezco a Dios, a la vida y al universo, todo el tiempo que nos permitió haberte tenido entre nosotros viviendo momentos inolvidables, con sabor de dicha y felicidad, por eso hijo te digo, entre sollozos de mi corazón y al eterno y permanente temblor de mi alma, que desandaré rápidamente estos años que me quedan, para correr raudamente a fundirme entre tus brazos!!!
Espérame Roberto Jaime hijo, que pronto volveremos a estar juntos. 

 Juana Riquelme